Este artículo de Galeano,mordaz pero acertado,refleja que lamentablemente se repite muchas veces y sigue siendo muy actual
..."El clon hace, desde el Gobierno, todo lo contrario de lo que el candidato había prometido durante la campaña electoral. Según la célebre definición de Oscar Wilde, cínico es el que conoce el precio de todo y el valor de nada. El cinismo se disfraza de realismo; y así se desprestigia la democracia. <---
Las encuestas indican que América Latina es, hoy por hoy, la región del mundo que menos cree en el sistema democrático de gobierno. Una de esas encuestas, publicada por la revista The Economist, reveló la caída vertical de la fe de la opinión pública en la democracia, en casi todos los países latinoamericanos: según los datos recogidos hace medio año, sólo creían en ella seis de cada diez argentinos, bolivianos, venezolanos, peruanos y hondureños, menos de la mitad de los mexicanos, los nicaragüenses y los chilenos, no más que un tercio de los colombianos, los guatemaltecos, los panameños y los paraguayos, menos de un tercio de los brasileños y apenas uno de cada cuatro salvadoreños. Triste panorama, caldo gordo para los demagogos y los mesías de uniforme: mucha gente, y sobre todo mucha gente joven, siente que el verdadero domicilio de los políticos está en la cueva de Alí Babá y los cuarenta ladrones.
Un recuerdo de infancia del escritor argentino Héctor Tizón: en la avenida de Mayo, en Buenos Aires, su papá le señaló a un señor que en la vereda, ante una mesita, vendía pomadas y cepillos para lustrar zapatos:
Ese señor se llama Elpidio González. Míralo bien. Él fue vicepresidente de la república.
Eran otros tiempos. Sesenta años después, en las elecciones legislativas del 2001, hubo un aluvión de votos en blanco o anulados, algo jamás visto, un récord mundial. Entre los votos anulados, el candidato triunfante era el pato Clemente, un famoso personaje de historieta: como no tenía manos, no podía robar.
Quizá nunca América Latina había sufrido un saqueo político comparable al de la década pasada. Con la complicidad y el amparo del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, siempre exigentes de austeridad y transparencia, varios gobernantes robaron hasta las herraduras de los caballos al galope. En los años de las privatizaciones, rifaron todo, hasta las baldosas de las veredas y los leones de los zoológicos, y todo lo evaporaron.
Los países fueron entregados para pagar la deuda externa, según mandaban los que de veras mandan, pero la deuda, misteriosamente, se multiplicó, en las manos ágiles de Carlos Menem y muchos de sus colegas. Y los ciudadanos, los invisibles, se han quedado sin países, con una inmensa deuda que pagar, platos rotos de esa fiesta ajena, y con gobiernos que no gobiernan, porque están gobernados desde afuera.
Los gobiernos piden permiso, hacen sus deberes y rinden examen: no ante los ciudadanos que los votan, sino ante los banqueros que los vetan.
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3/12/08
¿Será que cuando nos venden la democracia, por detrás, siempre está el mismo poder?No exactamente el del pueblo
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PALABRAS PARA PENSAR
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