27/2/13

Fracaso escolar, fracaso social y neoliberalismo


....Es algo que tiene muchas caras, que se construye en niveles diferentes por las acciones o las omisiones de múltiples agentes. Por eso las explicaciones fáciles y simplificadoras no son adecuadas. Sin embargo, la lógica hegemónica sigue tratando el éxito o el fracaso como una cuestión de mérito personal y deja de lado otras claves más amplias, escolares y sociales.
Tenemos que tener en cuenta que el neoliberalismo privatiza todo, inclusive el éxito y el fracaso social.



¿Y esto que implicaciones tiene?
Que ambos pasan a ser considerados una variable dependiente del conjunto de opciones individuales mediante las cuales las personas se juegan día a día su destino. Por eso los grupos neoconservadores y neoliberales afirman que quienes fracasan son aquellas personas que no quieren hacer nada por sí mismas y sólo se aprovechan del sistema. Que, en vez de seguir manteniendo por más tiempo sistemas de protección social y apoyo –seguridad social, educación, subsidios de desempleo, etc.– para ellas, lo que hemos de darles es la “oportunidad de esforzarse”, de enfrentarse “cara a cara” con el mundo real cuanto antes para que reaccionen y se comprometan con su propio futuro, tomando las riendas de su destino, o forzarles a ello, “por su propio bien”. Afirman que hemos de dedicar los esfuerzos y los recursos disponibles a quienes “verdaderamente quieren estudiar” y tienen posibilidades de llegar lejos, de aprovechar lo que se les ofrece, de llegar “lejos”. El resto, que no quiere esforzarse más, será la masa laboral prescindible, flexible, que sufrirá los recortes laborales, la precarización y la flexibilidad del mercado porque no han sabido aprovechar las oportunidades que se les dieron.
El actual énfasis puesto en la “excelencia” ha modificado el discurso educacional de manera que, una vez más, el bajo rendimiento que era interpretado, al menos parcialmente, como un fallo de las políticas y prácticas educativas deficientes, actualmente es atribuido en forma creciente a un fracaso del propio estudiante.
Frente al análisis de las causas estructurales que están provocando que determinados sectores sociales estén abocados sistemáticamente al fracaso (reproduciendo y manteniendo la división de clases sociales a través de la escuela), la reforma culpabiliza del fracaso a los alumnos y alumnas, debido a sus ‘dificultades de aprendizaje’. El “mal alumno” aparece ahora como la causa de buena parte de los males. Por eso, sus propuestas insisten en el esfuerzo del alumnado, en su control a través de más pruebas, más disciplina y más ambiente de estudio, y en la exigencia.
Esa mirada parcial del problema ha llevado a que muchas de las respuestas dejen fuera del foco de atención al sistema y los cambios profundos que necesita. La perspectiva del déficit y la tendencia a culpar a las víctimas han contaminado las mejores intenciones de muchos programas de compensación y refuerzo que se han puesto en marcha.
Parecen más prometedoras las políticas de prevención global que afectan a todo el sistema que las de actuaciones de reacción paliativa, sea el apostar por la excelencia excluyente, el hacer de la autonomía de los centros una estrategia de liberalización de la educación al servicio de los mejores o el crear trayectorias formativas diferenciadas y marginales bajo el pretexto de adaptarse a necesidades de estudiantes con ‘diversidad’....
 Entrevista a Enrique Javier Díez Gutiérrez

No hay comentarios: