..La identidad de quienes acceden al interior del Campo 5 y del Campo 6
—todos los números de campos anteriores son historia, y el Campo 7 es
secreto— se preserva de forma escrupulosa. Los periodistas dejan sus
credenciales en la garita de la entrada. Los soldados arrancan de su
uniforme el velcro que les identifica por su apellido, y los guardas
—policías militares— solo portan un número por toda identificación. En
el teatro del absurdo en que se ha convertido el centro de detención de
Guantánamo, los soldados que dan atención médica a los presos encerrados
en la base naval estadounidense en territorio cubano se hacen llamar
por nombres tomados de obras de Shakespeare. Así, la psiquiatra es
Dionisia (tomado de la obra Pericles, príncipe de Tiro), que confiesa,
ingenua, no saber muy bien las razones por las que los reos no reclaman
sus servicios de sanidad mental.....
Lo que este comandante de la Marina hace, al menos dos veces cada día
y con ayuda de otro militar, es atar a una silla —específicamente
diseñada para esta labor— al preso que debe ser alimentado, y que llega
allí por su pie o a la fuerza. Una vez atado se le coloca una máscara
sobre la cara que impide que mueva la boca, así como que pueda morder o
escupir. Hasta aquí el primer paso.
El segundo comienza con la aplicación en las fosas nasales de un
lubricante quirúrgico —“también vale aceite de oliva”, apunta el
comandante mostrando un bote de plástico relleno de un líquido viscoso
de color verde— antes de introducir un tubo por la cavidad nasal. Según
los abogados de los detenidos, en este punto sus clientes se quejan de
sufrir un dolor intenso y no poder dejar de lacrimar, ya que en esa zona
existen muchas terminaciones nerviosas.
El enfermero de turno relata en menos de ocho segundos lo que sucede a
continuación, pero para los presos, aseguran sus letrados, se trata de
una agonía que parece no acabar nunca. El tercer paso se inicia con el
descenso del tubo quirúrgico por la garganta hasta el estómago, que hace
que se haga difícil la respiración y se produzca la sensación que
algunos describen como ahogamiento.
El cuarto paso comienza por sujetar el tubo a la nariz con un
esparadrapo, para evitar que el preso lo muerda y, una vez asegurado, se
inicia la tarea de volcar a través del mismo 750 mililitros de una
sustancia rica en nutrientes. En este punto se puede incorporar al
suplemento alimenticio una medicina conocida como Reglan —que tiene como
efectos secundarios en el largo plazo síntomas parecidos a los que
provoca el párkinson— para mitigar la sensación de náuseas o hinchazón
en el preso....
Sobre Guantánamo solo se sabe una parte de la historia, la que las
autoridades militares quieren contar y que, en un acto de circense
transparencia, publicitan con las visitas al penal, indeleble mancha en
el historial de derechos humanos de Estados Unidos. La prensa no tiene
acceso a los presos, 86 de los cuales han obtenido el visto bueno para
poder abandonar la isla y ser transferidos a terceros países y, sin
embargo, ven los días pasar sin que nada suceda. Algunos llevan 10 años
encerrados sin cargos. De los 166 que quedan —a mediados de la década
pasada llegó a haber cerca de 600—, 151 están calificados bajo la
etiqueta “bajo valor”.
Pensando en su bienestar y alegando respeto por su religión, la mente
brillante que diseñó las celdas pintó una flecha de color negro en el
suelo que apunta hacia la Meca. “Para la orientación de los detenidos a
la hora de practicar sus plegarias”, explica una teniente coronel como
el agente inmobiliario que muestra el solárium de un dúplex en la playa.
Gran tacto. No lo es tanto el hecho de que la alfombra para rezar esté
justo al lado de la taza del inodoro (si es que se habla de no herir
sensibilidades)...
Diario El País-Epaña
9/7/13
Guantánamo
Etiquetas:
IMPERIALISMO HOY
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